miércoles, 19 de julio de 2017

¿Ciberguerra?

Hace unos, días, ya en Julio de 2017, el subsecretario de Defensa de Estados Unidos, William J. Lynn presentó la primera Estrategia para Operar en el Ciberespacio, un programa con miras a proteger a su nación de un potencial y devastador ataque en la red contra su infraestructura crítica, sistemas clave y otros intereses físicos y electrónicos. En tal sentido, afirmó que los ataques al sistema estadounidense son constantes y están creciendo en frecuencia e intensidad. Están en capacidad de destruir estructuras físicas y sistemas operacionales, paralizar ciudades y generar millonarias pérdidas, inclusive costar vidas. Pero los instrumentos de todo este posible caos no son balas, bombas o tanques; son "bits y bytes". 

Para el Pentágono, el ciberespacio se ha convertido en un campo de operaciones igual a la tierra, el mar, el aire o el espacio exterior, y, por ende, igualmente sujeto a ser escenario de maniobras defensivas y, si es necesario, ataques preventivos y represalias. Toda una ciberguerra. Según este punto de vista, los ataques cibernéticos serán un componente significativo de cualquier conflicto futuro, ya sea que involucren naciones principales, estados forajidos o grupos terroristas. Curiosamente, esta posición es compartida por muchas otras grandes potencias. Ya se sabe que China está siempre abocada al control de la internet, de los sitios Web sospechosos y de las redes sociales. Igualmente los rusos se han convertido en maestros del manejo del ciberespacio, tanto bajo el control del gobierno como sin el. Igualmente en algunas otras naciones del mundo hay un cierto temor a los ataques informáticos, sabiendo que la Web se ha convertido en una telaraña casi inconmensurable e incontrolable.

No obstante, algunos expertos consideran exagerado el temor a una ciberguerra. Realmente no es como una guerra atómica, porque aún es muy difícil imaginarse un ciberataque que sea tan costoso y peligroso como una guerra convencional, al estilo de Siria, Irak o Afganistán. Claro, un hecho de "ciberterror" podría paralizar un país por unos días o unas semanas, pero sin causar los destrozos materiales de un bombardeo. La cosa se complica si se producen ambos tipos de agresiones de manera simultánea. 

Aunque una ciberguerra a gran escala no parece hoy posible, sin duda muchas naciones han asumido que el componente defensivo de una estrategia preventiva es esencial, pues un país no podría estar inoperable unos días durante ciertos momentos críticos. El problema es que los elementos de la ciberguerra son muy baratos y transferibles, por lo que el peligro está siempre latente, cada día más.


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