miércoles, 20 de abril de 2016

Snapchat: lo efímero como hecho

Hay un famoso libro escrito en 1987 por el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovesky, titulado El imperio de lo efímero, que si bien se refería al tema de la moda, hacía alusión a lo evanescente de los estilos y su porqué. Esta idea de lo efímero se puede trasvasar a una aplicación (de las llamadas app) relativamente nueva, para teléfonos y dispositivos inteligentes, llamada Snapchat, que es algo así como conversación un un tris. Es la imagen que desaparece tras ser vista.

En esencia, Snapchat es una aplicación móvil dedicada al envío de archivos, los cuales "desaparecen" del dispositivo del destinatario entre uno y diez segundos después de haberlos visto. Fue desarrollada por Artur Celeste, Bobby Murphy y Reggie Brown, estudiantes de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, en 2010, y que se comercializó a mediados de 2012. Esos archivos son enviados a través de mensajes privados o en grupos de conversación. 

Snapchat permite a los usuarios tomar fotografías, grabar vídeos, añadir textos y dibujos y enviarlos a una lista de contactos limitada. Estos vídeos y fotografías se conocen como "Snaps" y los usuarios pueden controlar el tiempo durante el que estos serán visibles (de 1 a 10 segundos de duración), tras lo cual desaparecerán de la pantalla del destinatario y serán borrados del servidor de Snapchat. La comunicación efímera en su mejor presentación.

En principio, esto es para que no quede nada comprometedor en el dispositivo, que pueda ser vuelto a usar o enviar, que no ocupe espacio en la memoria y que sea básicamente una impresión para comentar en el momento. Siendo así, es increíble el éxito que ha tenido. Se calcula que hoy en día se envían 7 millardos de videos al día. Para finales de 2015 se estimaba en cien millones los usuarios de Snapchat. Lo interesante es que el grueso de ese público tiene entre 13 y 34 años. Y a principios de este 2016 ya tenía más usuarios que Twitter, Pinterest o Linkedin. De hecho, creció en un año (2015) lo que a Twitter le llevó cuatro (entre 2011 y 2015). Es una demostración de lo que impera hoy: velocidad, inmediatez... y tal vez, intrascendencia. De nuevo, parafraseando a Lipovesky, es el imperio de lo efímero.  



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