jueves, 9 de julio de 2015

Computación cuántica

La ciberestética se produce cuando se utilizan componentes informáticos digitales para la producción de obras artísticas y comunicacionales, a través del uso del ordenador o soporte computacional (dispositivos electrónicos como PCs, máquinas programadas, tabletas, teléfonos celulares inteligentes). Y todo esto se fundamenta en la computación digital que se deriva del uso de chips programados según una lógica borrosa, una matemática algorítmica y una teoría del caos, entre otros factores. 

La computación contemporánea se basa en ciertos modelos referidos a los sistemas binarios, a los bits y bytes, y por supuesto en la electrónica. Esa compleja estructura que se ha afianzado en los últimos 50 años, ha permitido el desarrollo de esa forma estética apoyada en la herramienta digital. Pero la computación sustentada en estos paradigmas no es la única forma posible. Existe una latente "computación cuántica" que soporta sus modelos en las teorías cuánticas de la materia. Este es un paradigma de computación distinto al de la computación clásica. Se basa en el uso de qubits en lugar de bits lo que da lugar a nuevos accesos lógicos que hacen posibles nuevos algoritmos.

Esos qubits (o cubits, del inglés quantum bit, bit cuántico) son los componentes de un sistema propio de la mecánica y física cuántica que poseen dos estados propios y que pueden ser manipulado arbitrariamente. Se trata de un sistema que solo se describen correctamente mediante la matemática cuántica y que solamente muestra dos estados bien distinguibles mediante medidas físicas. También se entiende por qubit la información que contiene ese sistema cuántico de dos estados posibles. Para entender esto hay que estudiar todo el fenómeno cuántico.


En todo caso, una misma tarea puede tener diferente complejidad en la computación cuántica respecto a la clásica, lo que da lugar a una gran expectación, ya que algunos problemas inmanejables en el mundo de la física y la electrónica clásica pasan a ser tratables en este sistema. Claro que todo esto hasta ahora es experimental y sólo se ha avanzado en ciertas formas posibles de construcción de estas máquinas. Partiendo de que el concepto qubit es abstracto y no lleva asociado un sistema físico concreto, aún no se logra una concresión en este sentido. En la práctica, se han preparado diferentes sistemas físicos que, en ciertas condiciones, pueden describirse como qubits o conjuntos de qubits, que pudieran sustituir los sistemas de electrones. Hasta ahora pueden ser de tamaño macroscópico, como un circuito superconductor, o microscópico, como un conjunto de iones suspendidos mediante campos eléctricos. Pero el objetivo es lograr un procesador cuántico, lo cual es aún complejo.

Ya hay teorías que demuestran la factibilidad de estas máquinas y sus posibles consecuencias. Dos cosas deben ser resueltas: el hardware y el sofware. Desde hace unos pocos años existen algunos modelos experimentales muy costosos y poco prácticos, pero sabemos que será cuestión de tiempo resolver esos problemas. No obstante se supone que esta computación podría resulta mucho más rápida y eficiente que la actual, podría resolver problemas hasta ahora insolubles y generaría maneras de comunicación e interconexión insospechadas y una nueva ciberestética. Como siempre el futuro es cuánticamente impredecible.  





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