sábado, 18 de abril de 2015

Segundo mensaje de la imagen según Barthes

El segundo mensaje que la imagen nos entrega según Roland Barthes es el icónico literal, también llamado denotado no codificado, y que está formado por agrupaciones de determinados elementos de la figura que aluden a conocimientos pertenecientes a la realidad cultural compartida por el emisor y el receptor.

Barthes intenta establecer a nivel teórico las reglas que aparecen en el proceso de connotación icónico, proceso que se hallará limitado por la habilidad interpretativa de los receptores. Es así que, ante una determinada imagen, solo hay una cantidad limitada de posibles lecturas vinculadas a diferentes saberes (por ejemplo: práctico, estético, etc.). Esos saberes constituyen lo que Barthes denominará "léxicos". El conjunto de léxicos incorporado en un individuo, se llamará idiolecto. Para ello hay que entender la denotación del mensaje.


En la imagen propiamente dicha, la distinción entre el mensaje literal y el mensaje simbólico es operatorio. Por lo tanto, según Barthes, las características del mensaje literal no pueden ser entonces sustanciales, sino tan sólo relacionales. Eso hace la distinción entre el texto y la imagen. Más aún hay que distinguir entre lo diferentes tipos de imágenes, porque cada una tiene una capacidad distinta de denotación. Dice Barthes:
"Es preciso especificar aquí el análisis estructural de la imagen, pues de todas las imágenes sólo la fotografía tiene el poder de transmitir la información (literal) sin formarla con la ayuda de signos discontinuos y reglas de transformación. Es necesario pues, oponer la fotografía, mensaje sin código, al dibujo, que, aún cuando sea un mensaje denotado, es un mensaje codificado. El carácter codificado del dibujo aparece en tres niveles: en primer lugar, reproducir mediante el dibujo un objeto o una escena, exige un conjunto de transposiciones reguladas; la copia pictórica no posee una naturaleza propia, y los códigos de transposición son históricos (sobre todo en lo referente a la perspectiva); en segundo lugar, la operación del dibujo (la codificación) exige de inmediato una cierta división entre lo significante y lo insignificante: el dibujo no reproduce todo, sino a menudo, muy pocas cosas, sin dejar por ello de ser un mensaje fuerte. La fotografía, por el contrario, puede elegir su tema, su marco y su ángulo, pero no puede intervenir en el interior del objeto (salvo en caso de trucos fotográficos). En otras palabras, la denotación del dibujo es menos pura que la denotación fotográfica, pues no hay nunca dibujo sin estilo".
Aquí la denotación se entiende como la significación objetiva perceptible, haciendo referencia a las propuestas semiológicas de Ferdinand De Saussure. Diferente a connotación, como se verá en la siguiente publicación.

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