lunes, 2 de febrero de 2015

Sonidos en unos y ceros

La música electrónica, los sonidos digitales, los instrumentos electrónicos, han contribuido al establecimiento de esta nueva estética que abarca múltiples medios y sensorialidades. Desde los primeros instrumentos electrónicos analógicos, como el Teremin y el Moog, hasta los actuales, tenemos una gama de sonoridades nunca antes alcanzada.   

Así mismo, los programas de audio y manejo informático aprovechan la lógica de dos estados que se representan a través de dos escalas de tensión eléctrica que se sustituyen por un código donde sólo hay espacio para los ceros y los unos (un sistema que ofrece la posibilidad de hacer uso de la aritmética binaria y su lógica). Se transforman y archivan los sonidos analógicos en distimtos formatos digitales. En el campo de la computación, el método que se utiliza para llevar a cabo esta conversión es conocido como PCM (Pulse-Code Modulation). De esta manera un archivo de música digital contiene los números binarios que, desde el plano digital, representan al audio original.

Hoy en día hay miles de ejemplos de música tocada con instrumentos electrónicos que funcionan binariamente, aunque el origen de todos ellos es analógico. El Moog ha significado un hito en este campo, y ya desde 1967 se viene interpretando. En este blog he mencionado al Moog, pero vale la pena escuchar un album de 1968 hecho por Walter Carlos (hoy Wendy Carlos) de varias piezas de Bach, en una demostración de cómo se pueden conjugar las estéticas de distintas épocas gracias a la tecnología. Aquí coloco una versión contemporánea de una de estas interpretaciones con un moderno sintetizador, que da una idea del manejo digital del sonido musical.


  

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