domingo, 7 de abril de 2013

Una mecánica naranja

"A clockwork orange" o "La Naranja Mecánica", película basada en el texto homónimo de Anthony Burgess reseñado en la publicación de ayer, es una de las obras fílmicas más famosas de todos los tiempos. Es difícil hacer un comentario de un fenómeno tan reconocido y sobre el cual mucho se ha escrito y criticado. Dirigida por el gran Stanley Kubrick, esta película de 1971 muestra, con una estética brillante y una puesta en escena genial, el terrible futuro que la ultraviolencia depara a la sociedad del mañana.  

En la adaptación de Kubrik se mantienen los elementos de la novela, y en general es bastante fiel a la trama, siempre que sea posible el trasvase de lo literario a lo audiovisual. Hay ciertamente un aporte gráfico y estético, que ha marcado la imagenería popular con relación a esta obra. El tema de la violencia es abordado con bastante crudeza, así como el de la sexualidad y la perversión gratuita, aunque finalmente es complicado presentar tal cual lo que pretendía Burgess, que es la ultraviolencia como protagonista.

En la web hay centenares de sitios que se refieren y analizan la película, así como artículos y revistas vienen escribiéndose desde hace décadas al respecto. Esto hace complicado hablar de ella. Es bien sabido, por ejemplo, que el final señalado por el autor no es igual en el film, más aún cuando hay diferentes versiones de esa conclusión en diferentes ediciones del libro. No es un texto fácil de leer ni de interprtear. De hecho la lectura es bastante complicada porque está lleno del lenguaje "Nasdat", que no se puede directamente traspasar al celuloide.  Por lo tanto las críticas en este sentido siempre han estado presente. De hecho el mismo Anthony Burgess no estuvo de acuerdo en la forma como termina el film puesto que su idea era que fuese esperanzador, en tanto Stanley Kubrik dejó que se prestara a una libre interpretación, más bien en sentido negativo: Alex no parece rescatado para la sociedad... siempre que se sepa a qué se le puede llamar eso. Pero en líneas generales el autor aprobó la adaptación, y alabó al actor Malcom McDowell por su interpretación. 

La estética visual está muy bien definida, y aún con el correr de los años sigue impactando. Los ambientes, las luces y sobre todos los planos cinematográficos son excelentes, cosa que ha hecho de Kubrik uno de los referentes en la historia del cine. En su momento trajo serias polémicas, y fue vista como una distopía demasiado realista. Hoy en día podemos analizarla con otros ojos (se supone que la acción sucede en 1995). Hay que ver de nuevo entonces, y a la luz del siglo XXI, esta "Naranja Mecánica".










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